Hace ya varios años, concretamente en la década de los 90 del pasado siglo, el Conservador del Museo del Castillo de Peralada (Gerona)-museo este dedicado especialmente a obras realizadas en cristal-, Don Jaime Barrachina, -buen especialista en imaginería románica mariana- tuvo la gentileza de ponerse en comunicación conmigo y enviarme una fotocopia en blanco y negro de la antigua imagen románica de la Virgen de Obarra, acompañada de la correspondiente ficha que él mismo había redactado; dicha ficha descriptiva se publicó en el catálogo de la exposición titulada “La colección soñada. Escultura medieval en las colecciones catalanas” organizada por el Museo Federic Marès de Barcelona: dicho catálogo forma parte del Boletín número 7 de sus Cuadernos, todo él dedicado a la escultura medieval que custodia el mencionado museo. En una de sus cartas me indicaba que dicha talla se encontraba en una colección particular de la Ciudad Condal, a la que él no había podido acceder, ya que ignoraba el nombre del propietario (o al menos no estaba autorizado a revelarlo), de tal manera que tuvo que redactar la ficha viendo tan solo una fotografía de la misma. Más recientemente, un visitante del antiguo Monasterio Ribagorzano, hizo llegar a la entonces guía de dicho Monasterio, Rosa Monclús Mayoral, una fotocopia en color de la imagen que nos ocupa, donde se aprecia mucho mejor la calidad de la pieza y la casi totalidad de la policromía que todavía conserva. Ha sido a partir de ese momento cuando pensamos en la conveniencia de colgar el la página Web de nuestro Museo esta información que creemos “gustará” a muchos de los asiduos que la visitáis. De hecho, opino que hasta que formó parte de la mencionada exposición, era totalmente desconocida, ya que ni Manuel Iglesias Costa ni los demás que han escrito sobre Obarra, tuvieron conocimiento de ella.

Se trata de una talla en madera que mide 81x27x21 cm.; ciñe corona circular (quizá cilíndrica, circunstancia que no se aprecia claramente en la fotografía) que conserva solamente un resalte redondeado en la parte superior del lado izquierdo, de los varios que debió poseer. En la corona se aprecia una notoria grieta en la parte frontal. Bajo el manto viste dos mantillas o velos, que ceñidos a su rostro, arrancan de la cabeza sujetados por la corona; uno de los dos –el que se halla encima- se convierte en una esclavina o capita que llega hasta debajo de los hombros; la parte visible de la misma, se adorna con precisos pliegues terminados en pronunciado relieve. El manto se abre desde la terminación de la esclavina en forma de V invertida, acogiendo al Niño que debió tener en su regazo; la túnica se ciñe a su cuerpo mediante un cinturón adornado con vistoso lazo en el lugar de la hebilla. (Sorprende el adorno del cinturón siendo que el Niño lo iba a tapar o bien este se encontrase muy ladeado). Conserva abundante policromía: dorada en la corona y el velo, azul en el manto y el trono, blanquecina en la mantilla y las carnaciones, siendo roja la túnica. La Virgen ha perdido las manos, habiendo quedado los agujeros donde estaban insertadas. La expresión de serenidad y dulzura del rostro se ha conseguido con esquemáticos rasgos pintados finamente que le proporcionan una mirada cálida en un rostro que transmite majestuosidad no exenta de cierta elegancia; en los ojos destaca su forma almendrada. La mirada sigue siendo inexpresiva, pero no tanto como en imágenes de épocas anteriores, algo habitual en las primitivas imágenes románicas donde lo importante es la relación del fiel con el Niño Dios.

Pero lo que más llama la atención es el hecho de que tan solo presenta el busto asentado sobre un apoyo de muy poca altura -parte sin duda original- apoyo que se sustituyó posteriormente, por un trono de la época románica tardía o protogótica; éste se adorna en las zonas laterales con tres aberturas a modo de ventanas rasgadas y culminadas con arcos de medio punto; en las cuatro esquinas de este segundo asiento sobresalen sendos adornos circulares; el trono añadido se sustenta sobre piezas prismáticas a modo de patas, aspecto este también singular.
Se trata, pues, de una talla que reúne todas las características que distinguen a las vírgenes llamadas ribagorzanas salidas del taller vinculado a la catedral de Roda de Isábena o de otros talleres relacionados con él ubicados en otros lugares de los condados históricos de Ribagorza, tanto de núcleos hoy pertenecientes a Aragón como los que forman parte de la región catalana, y también de la comarca del Pallars. En muchos casos, estos talleres –y también los que se hallaban en zonas distantes de occidente, como en las diócesis de Huesca y de Jaca- no tenían relación entre ellos y reproducían modelos y prototipos surgidos en primer lugar en la Catedral Ribagorzana.
Recordemos que lo más característico de estas imágenes es el canon notablemente alargado de la cara que generalmente no guarda proporción con el resto del cuerpo, en muchas ocasiones, la apertura del manto hacia ambos lados a partir de su unión debajo del cuello formando una V invertida –como se ha dicho- y el velo o velos que sujetados por la corona descienden pegados al rostro sin ningún pliegue. En muchos casos, sobre el manto, visten una toquilla a modo de muceta.
Ejemplos de estas imágenes de las diócesis de Jaca y Huesca, son las Vírgenes de Iguácel, de Carcavilla, Santa María la Mayor (San martín de la Val de Onsera), etc., y creemos que lo mismo ocurrirá en los territorios al este más allá de Ribagorza y Pallars pertenecientes a la región catalana.

La Virgen de Obarra ciertamente resulta enigmática e inquietante, sobre todo porque no se conoce -yo al menos no conozco- ningún otro ejemplar que sirva de clara referencia, aunque sí hemos encontrado algunas tallas de evidente procedencia ribagorzana que pueden servir para buscar posibles similitudes, como luego diremos.
Se pueden dar varias explicaciones acerca de las mutilaciones que presenta hoy día aunque ninguna de ellas plenamente satisfactoria:
a) alguien ha escrito que tan agresiva intervención se hizo para vestir la imagen con un manto de tela. Esta explicación plantea serias dudas, ya que existen numerosos ejemplos de vírgenes que se vistieron en momentos posteriores y que conservaron el Niño, y sobre todo el trono completo, dejando a la vista la cabeza del Infante y la totalidad de las manos de la Madre; así, del propio círculo de las imágenes ribagorzanas tenemos varias: la Virgen del Obac, en Viacamp, (yo mismo la vi con el manto en su ermita), la Virgen de Guayente en el Valle de Benasque, la Virgen de la Encontrada en Chía en el mismo valle. Ya fuera del ámbito ribagorzano, tenemos la virgen de El Pueyo de Barbastro y muchas otras. Cuesta creer que haya existido alguien tan osado, insensible y falto de respeto hacia una bella obra de arte, si la concebimos completa como las demás, para mutilarla y descaracterizarla de esa manera. En nuestro afán de encontrar un atenuante a tan despiadada actuación, decimos que podría ser que tuviera un trono de tan grandes dimensiones, como es el caso de las Vírgenes de Ribera (Castanesa) y de Cabanasses en Barruera, que hiciera muy difícil el vestirla con un manto.
Virgen de Guayente. Desaparecida


b) Que en origen se tallara sin esculpir las piernas únicamente señaladas con rasgos pictóricos como podemos ver una similitud en la Virgen de Castellgermà (Valle de Manyanet o de Bellera en Lérida) que consta de una única pieza de madera en la cual predomina la pintura sobre la misma talla; y así mismo observamos algo parecido en la menos conocida Virgen del Congost de Chiriveta en Viacamp, (conocida como procedente de la hoy “ermita nueva” de Chiriveta) que también suple la sumaria talla de las piernas con fuertes tonos de policromía, (hoy muy repintada). Ciertamente esta última se diferencia en que no tiene el Niño al tratarse de una Virgen de la Esperanza, es decir, con el Infante en el seno. En estos supuestos, se explicaría que el cuerpo macizo por debajo de la cintura, se serraría toscamente dejando las esquinas para poder sujetar el trono añadido, tal como hoy la vemos.

c) Podría ser también que se tallara sin piernas para adaptarla a un reducido espacio, (de lo que luego hablaremos) pareciéndose más a un busto un tanto prolongado en el supuesto de que las patas que ahora vemos más cortas indicaran la altura de la zona de apoyo original. de manera parecida a como la vemos hoy día en la Virgen de San Mamet, conservada en la Catedral de Roda de Isábena, que solo se representó hasta poco debajo de la cintura; bien es verdad que esta última es de piedra, de escasas proporciones (30 x 20 x 15 cm.) y de factura más tardía (finales del s. XIII), como se aprecia en la fotografía que se acompaña. De todas formas, al no poder ver la imagen al natural, hace más difícil describirla con mayor precisión y encontrar las razones de dicha anomalía.

Lo que si sabemos por el testimonio del padre Roque A. Faci (1684-1744) en su libro Aragón Reino de Cristo y dote de María Santísima publicado en 1739, que estaba vestida y que se hallaba en un retablo de una capilla de la iglesia de Obarra. Estas son sus palabras: “Desde esta reedificación se veneró siempre en esta iglesia la Milagrosa imagen de N. Sa. con el título de Ovarra: quan antigua sea, infieralo el devoto, pues llega ya casi a diez siglos su antigüedad: no es Aparecida, ni Hallazgo Milagroso, sino milagrosa, colocada allí por los Monges, que dicho Conde D. Bernardo escogió para Capellanes suyos: de que materia fue fabricada dicha S. Imagen, se ignora, sabiendose solamente, que es tan admirable, que desde aquellos siglos dura muy hermosa, pura, y sin imperfección de corrupción alguna: la Capilla de N. Sa. es muy hermosa y capaz, cerrada con rexado de hierrro: esta sentada: tiene al SS Niño Jesus, tambien sentado en sus brazos, delante de sus sacratisimos pechos: ambos tienen riquisimas coronas de plata y visten Mantos muy hermosos: el Retablo es una pintura tan antigua, como singular, y perfectísima, sobre tablas al uso antiguo, y que mas conduce para su conservación”.
Cuando el Padre Faci habla de la capilla de la Virgen no sabemos si se refiere a la Capilla mayor correspondiente al ábside central o a uno de los ábsides laterales o quizá a una capilla lateral desaparecida, y cabe que nos preguntemos si se cortó para adaptarla al retablo probablemente renacentista que la acompañaba; otra hipótesis a las ya mencionadas y pura elucubración. El hecho de que el Padre Faci giga que estaba sentada parece que no aclara el asunto de la mutilación ya que bajo el manto era difícil apreciar ese hecho, dado que podría estar sobre elevada por debajo de dicho manto y dar la sensación de estar sentada.
Todas estas hipótesis no son otra cosa que intentos atrevidos de aproximarnos a un hecho tan singular que no acertamos a explicarnos con garantías de certidumbre, al mismo tiempo que intentamos provocar otras opiniones que gocen de mayor verosimilitud, opiniones que esperamos se expresen en esta misma página.
Todavía queda un enigma más si comparamos las varias fotografías de las que disponemos: la más antigua es la que aparece en el tomo dedicado a la provincia de Huesca publicado por el historiador Ricardo del Arco en 1942, pero con imágenes anteriores a la Guerra civil, que la sitúa en el incipiente Museo Arqueológico del Seminario de Barbastro; esta circunstancia nos plantea la pregunta de cómo desapareció de allí. El hecho de que se trasladara a dicho Seminario puede estar relacionado con el estado en que se encontraba, que no aconsejaba estuviera dedicada al culto y también por su seguridad; por otro lado, es de todos conocido que en la citada iglesia de Obarra se venera una talla gótica de piedra del siglo XIV que no sabemos desde cuando está allí, y mucho menos sabemos cuándo fue llevada a Barbastro la imagen románica que nos ocupa. También nos asalta la pregunta de en qué momento dejó de estar en dicho Seminario. Sabemos que éste fue asaltado por grupos armados de la izquierda radical en los años de la Segunda República y que en ese momento no se sustrajeron ni libros ni retablos ni imágenes. Fue más tarde, concretamente en el mes de Mayo de 1936, cuando ante el temor que fuera nuevamente asaltado el Seminario “se hubo de proceder a desamueblar el edificio; la misma fuente nos dice que “el Sr. Obispo (D. Florentino Asensio)… consiguió con su prudencia…que los seminaristas pudieran sacar sus enseres personales… y se pudieron salvar y llevarse a Palacio los objetos de culto, la biblioteca y el gabinete de física. Tomamos esta cita del libro del Padre Antonio Mª Arranz, C.M.F., titulado “D. Florentino Asensio Barroso, Obispo y Mártir”, Zaragoza, 1947, publicación que en breve será reeditada.

Al buscar datos de la Virgen románica que nos ocupa, hemos encontrado en el citado historiador Ricardo del Arco un conjunto de datos, tanto de lo que se hallaba en el antiguo Seminario como también lo que incautó un comité local de objetos artísticos, principalmente de uso litúrgico, que fueron halladas en un local (no se concreta más), cuando la ciudad pasó al bando nacional; nos dice del Arco que dicho comité funcionó en Barbastro durante el dominio marxista.
Hay que hacer notar que del Arco mezcla en su Catálogo datos separados entre sí varios años: de este modo, vemos que lo referente al Seminario lo escribió antes de 1936 y lo correspondiente a lo incautado por el mencionado comité lo añadió al terminar la Guerra Civil.
Nos detenemos en citar las piezas que se hallaban en el incipiente museo del Seminario, junto con la talla de Obarra, dejando para futura ocasión lo que se entregó a la Catedral del fondo incautado que nos aporta datos para completar la historia de varias piezas.
Sabemos que los Catálogos que publicó del Arco de varias provincias, separó en tomos distintos los textos y las fotografías que no siempre se correspondían: así en nuestro caso hay piezas que solo tienen texto y otras que solo tienen fotografía.
En el tomo dedicado a los textos se citan las siguientes obras:
1.- Un retablo del s. XII representando un apostolado bajo arcos de medio punto. Esta pieza tiene fotografía en el otro tomo; procede de Obarra. ¿Llevó el mismo camino que la Virgen?. Por lo que se observa en la fotografía, no se le puede llamar retablo porque en ese momento no existían como tales; tampoco da las medidas de un frontal de altar. Yo aventuro la hipótesis de que se podía tratar de un “pre-retablo” que se colocaría sobre el altar a modo de predela para se visto por el celebrante. De ser así, estaríamos ante una rara pieza especialmente singular.

2.-“Una imagen de la Virgen, procedente del mismo Monasterio, de madera, sedente sobre curioso escabel (Comienzo del siglo XIII). (Las últimas investigaciones la datan de finales del s. XII, aunque las cronologías de las Vírgenes románicas dependen mucho del taller del que proceden).
Por lo que dice y nos expresan las fotografías de Ricardo del Arco y otras fuentes, fueron llevados también al Palacio Episcopal un retablito de la Piedad que hoy se encuentra expuesto en el Museo Diocesano; la talla de una imagen de la Virgen de la Esperanza del siglo XVIII que se venera en la capilla del mismo nombre, sita en el Barrio del Entremuro de la Ciudad del Vero; un pokal (una copa de uso civil) de origen alemán convertido en custodia, y un píxide con esmaltes relacionado con los talleres de Limox, probablemente procedente de Muro de Bellos, ambas piezas también en el Museo Diocesano. Igualmente se encontraba en el Seminario un artístico báculo desaparecido. Estos datos nos plantean más dudas acerca de cuándo y cómo desapareció de la Diócesis la enigmática Virgen ribagorzana.
Con este artículo divulgativo pretendemos dar a conocer con mayor amplitud la existencia de esta extraña imagen para que se añada a las múltiples obras de arte “emigradas” de Aragón que hoy se hallan en tierras catalanas, y en especial en la Ciudad Condal. Sabemos que la imagen que nos ocupa perteneció durante varios años en la casa de un afamado pintor, ya fallecido, desconociendo donde se encuentra en estos momentos.
Cuando ya había terminado de escribir el presente artículo, publicó el historiador Antonio Naval Mas el muy documentado e interesante libro titulado “Arte de Aragón emigrado en coleccionismo USA”. En él se menciona y se describe una imagen de características parecidas a nuestra Virgen de Obarra, dando la sensación de haber salido del taller de manera muy parecida a como la vemos en la fotografía: tallada hasta un poco debajo de la cintura, terminando en una base lisa en la que se apoya, dando la sensación de que dicha base es original. De ser así se vería reforzada una de las hipótesis expuestas más arriba y estaríamos ante dos imágenes prácticamente únicas y habría que añadir a las posibilidades anteriormente expuestas, que podría tratarse de haber sido realizadas para procesionar sobre andas. Esta sería otra posibilidad a tener en cuenta.

Un detalle que salta a la vista es que el ancho a la altura del busto y del codo es notablemente mayor que el del resto de imágenes de esta época que se tallaron para estar sentadas en un trono
En mi opinión no es acertada la explicación que da Antonio Naval Mas cuando dice que “fue aserrada a la altura de las rodillas… posiblemente por estar atacada por xilófagos. Quizá a iniciativa del anticuario fue presentada así para facilitar su venta” A esto hay que decir lo expresado al hablar de la Virgen de Obarra que cuesta creer que hubiera alguien tan insensible y despiadado que se atreviera a realizar semejante mutilación. Además sabemos que cuando entran los xilófagos en una pieza la invaden toda y no es difícil sanearla, tal como se realiza en muchas restauraciones.
Por otra parte, es claro y manifiesto el parecido entre las dos imágenes: la que se halla en USA muestra una clara adscripción a las denominadas Vírgenes Ribagorzanas con el manto y la capita pegada al cuello y totalmente lisas, un rostro alargado especialmente en el Niño, ojos almendrados en la Madre en los que la pintura contribuye a trasmitir una expresión serena y majestuosa. No cave duda de que los talleres de ambas tallas estaban emparentados, aunque desconocemos la proximidad geográfica.
Más recientemente, el historiador de la Ciudad del Vero Juan-José Nieto Callén, manifestó en una entrevista que la antigua imagen de la Virgen de Obarra se halla actualmente en el MNAC (Museo Nacional de Arte de Cataluña) depositada por la Fundación Tapies. Sabemos que hasta hace poco tiempo, mientras vivió el afamado pintor, la tuvo en su casa y que al parecer la compró 1970 a José Gudiól Ricart, historiador y restaurador, quien, entre otras muchas pinturas, arrancó los murales de la Sala Capitular de Sijena, todavía en el MNAC y reclamados por el Gobierno de Aragón que posee los poderes necesarios otorgados por la Federación de las Hermanas Sanjuanistas hace varios años.
Enrique Calvera Nerín
Información interesantísima, D Enrique. Saludos cordiales Antonio Baldellou