Catedrales

Visita virtual. Cortesía de Aragón Virtual

La Catedral de Barbastro es uno de los monumentos más emblemáticos de Barbastro y en palabras de Chueca Goitia “uno de los salones más hermosos de nuestra arquitectura religiosa. La esbeltez de los pilares y la elegancia de las bóvedas, colocan a este templo a la altura de los mejores castellanos del mismo tipo”.

La catedral de Barbastro dispone de servicio de visitas turísticas.

La catedral de Barbastro se alza majestuosa en el solar que ocupó la mezquita aljama de la ciudad. Una mezquita que fue consagrada como iglesia catedral el 5 de mayo de 1101 y dedicada a Santa María y los santos Vicente, Cornelio, Esteban, Calixto, Cosme y Damián. Más adelante sería sustituida por una iglesia de nueva planta. El templo actual surge del deseo de la ciudad de restablecer el rango de Catedral, perdido en la Edad Media, para incrementar la importancia religiosa, cultural, económica y política de la ciudad, para lo que resultaba indispensable poseer un espacio digno de ser consagrado Catedral. El esfuerzo para levantar el templo fue magno, desbordando la capacidad de la hacienda municipal y capítulo eclesiástico por lo que se recurrió a préstamos, bulas e indulgencias y recaudación de limosnas. El proceso constructivo estuvo lleno de dificultades, pero el resultado llenó de orgullo a los ciudadanos con cuyo esfuerzo se había levantado el templo.

La política religiosa de Felipe II favoreció las aspiraciones de Barbastro, el monarca estaba receloso del avance de los protestantes desde el sur de Francia y decidió crear una barrera ideológica para contener la herejía, y ordenó la erección de dos nuevos obispados: Barbastro y Jaca. Con la bula de 1571 de Pío V se concedía finalmente a Barbastro el título de Catedral.

El edificio tiene planta de salón o hallenkirchen, es decir, las tres naves están a la misma altura lo que genera la impresión de encontrarse en un gran salón, unitario y diáfano que al mismo tiempo resulta equilibrado y majestuoso.

485 rosas doradas y policromadas simulan un cielo estrellado en los encuentros de las nervaduras de la majestuosa bóveda de crucería estrellada que cierra el templo. Tres arquitectos se sucedieron al frente de las obras: Luis de Santa Cruz, Juan de Sariñena (dirigió las obras de la Lonja de Zaragoza) y Juan de Segura que volteó la bóveda y se hizo cargo de la decoración interior.

El retablo mayor se ejecutó en dos fases. El basamento es de alabastro policromado (1538-1560) y fue diseñado por el mejor escultor del renacimiento aragonés, Damián Forment. Fue terminado por su discípulo Juan de Liceire. Presenta decoración “a lo romano”, es decir, a base de motivos tomados de la antigüedad clásica (seres mitológicos, putti, desnudos femeninos). El resto del retablo fue terminado en madera dorada y policromada y color blanco charol (1600-1602). Dedicado a la Asunción de la Virgen, el cuerpo superior es de estilo romanista. La mazonería es obra de Pedro de Armendia y la escultura de Pedro Martínez de Calatayud y Juan Miguel de Orliens. Sigue el tipo de retablo expositor, con un óculo en la parte central para exponer la Sagrada Eucaristía, siguiendo el modelo de la Seo de san Salvador de Zaragoza.

Los dos retablos laterales, dedicados a san Ramón Obispo el de la izquierda y a san Pedro el de la derecha, son posteriores, pero siguen el modelo del retablo central.

La capilla de san Carlos Borromeo, hoy capilla martirial cuenta con una portada de estilo rococó donde abundan las rocallas, tornapuntas, espejos, cornucopias y guirnaldas de flores y frutas, prendidas con cintas y lazos. Esta portada muestra un gusto por lo ornamental y mayor decorativismo, más acentuado que la portada de la capilla del Santo Cristo. La finalidad de la portada es exaltar a su mecenas, Carlos Alamán y Ferrer.  Hoy día es una capilla martirial, dedicada al obispo de Barbastro, el beato Florentino Asensio y 114 sacerdotes diocesanos, mártires durante la última Guerra Civil.

La capilla de san José se cubre con una cúpula barroca profusamente decorada con estucos. La luz que penetra por la linterna genera un efectista juego de luces y sombras que genera volumen y dinamismo. El retablo mayor, procedente del monasterio de san Victorián de Asán fue trasladado a esta capilla en 1953. Cuenta con mazonería del siglo XVIII que presenta varias pinturas de los siglos XV y XVI. Entre las tablas destaca la central, de estilo gótico hispanoflamenco, está dedicada a san Victorián, una soberbia pieza de Martín Bernat.

Tras el órgano, se albergan las pinturas murales de san Vicente de Vió, del siglo XIII, que representan un pantocrátor. El estado de conservación de la fábrica de la Iglesia de san Vicente de Vio y el éxodo de los últimos habitantes de la localidad, justificaron tras su descubrimiento, el arranque y posterior traslado de estas pinturas al Museo Diocesano de Barbastro-Monzón en 1976. Hoy se exhiben en la capilla del Ángel Custodio de la Catedral de Barbastro. Los pigmentos, brillantes y de excelente calidad, se aplicaron sobre una preparación del muro irregular y poco cuidada, que condicionó la conservación de la pintura.

En la parte central aparece Cristo en Majestad con un libro y bendiciendo. Sentado en un mullido trono, apoya sus pies en un cojín a modo de escabel. Está rodeado del Tetramorfos, ocupando cada uno de los cuatro ángulos de la mandorla que lo enmarca.

La capilla del Pilar fue levantada a expensas de Juan Moriz de Salazar que encargó la obra a Pedro de Ruesta. El retablo original fue quemado en la Guerra Civil y el actual es obra de los hermanos Albareda, de 1941.

La capilla de la Asunción alberga una imagen de la dormición de la Virgen, obra del escultor Enrique Monjó, realizada en 1946 mientras que el retablo es obra del taller de los hermanos Albareda en 1941. El retablo original sufrió la misma suerte que el de la capilla del Pilar. La capilla conserva la sillería alta de coro, de finales del siglo XVI, que ocupó hasta mediados del siglo XX el espacio central de la Catedral. La sillería baja se conserva a ambos lados del presbiterio.

La capilla del Santo Cristo de los Milagros, de estilo barroco, cuenta con una portada exuberante que plasma perfectamente el espíritu del estilo barroco mediante una teatral puesta en escena. La ejecución, con notable sentido decorativista, es sobresaliente.

En el interior un baldaquino, siguiendo el modelo del Baldaquino de Bernini de san Pedro del Vaticano, cobija la imagen de Cristo, de Enrique Monjó, que sustituye desde 1939 a la de estilo gótico desaparecida en 1936. Entorno a esta obra se disponen un conjunto de grandes óleos relacionados con la Pasión y muerte de Cristo, que contribuyen a generar un espacio propicio para la devoción y el recogimiento.

 

  • Mañanas de martes a jueves: de 11 a 13 h, viernes: de 11 a 13h, sábados: de 10 a 13 h, domingos de 11 a 14h.
  • Tardes de martes a jueves: de 16 a 18 h, viernes: de 16 a 19 h, sábados: de 16 a 19 h
  • Grupos y otras consultas 974 315 581 - info@museodiocesano.es
  • Acceso por la puerta de Plaza Palacio

CATEDRAL DE MONZÓN

La concatedral de santa María del Romeral de Monzón, declarada Monumento Nacional el 18 de febrero de 1949 y Bien de Interés Cultural el 3 de noviembre de 1993, se construyó entre los siglos XII y XIII, posiblemente sobre la antigua mezquita. Monzón fue conquistado por los cristianos en 1089 bajo el reinado de Sancho Ramirez, y la iglesia de santa María fue consagrada durante el reinado de Pedro I a finales del siglo XI. Esta construcción de origen románico fue reformada posteriormente y en ella quedan plasmados estilos como el mudéjar, el gótico y el barroco.

Consta de tres naves paralelas sobre base rectangular, encabezadas por dos ábsides circulares y uno poligonal de estilo gótico al norte. Gruesas pilastras cruciformes, que llevan semicolumnas adosadas con capiteles de motivos florales y formas geométricas, dividen los espacios interiores. Sus bóvedas de cañón se adaptan a una arquería que combina el medio punto con un leve apuntamiento. Un gracioso torreón, de dos cuerpos octogonales sobre base cuadrada, emerge al exterior del crucero dibujando al interior una espléndida cúpula, también octogonal, adornada de profusa nervatura. Hay reformas y añadidos de época gótica y barroca, con labras y estucados propios de estos estilos.

El gran relieve histórico de este monumento radica en haber sido, en frase de Baltasar Gracián “emporio de las Cortes de Aragón, Valencia y Cataluña, y oficina de tantas leyes y paces”, pues desde los días de Jaime I hasta la llegada de los Borbones, en el siglo XVIII, bajo las bóvedas de Santa María de Monzón gravitó el peso de decisiones trascendentales para todos los reinos de la Corona de Aragón.

  • Información y consultas: Oficina de turismo de Monzón: 974417791
  • Niños menores de 11 años gratis.
  • Grupos de más de 15 personas y personas de más de 65 años 2€