La cruz que se usaba en las procesiones es una pieza imprescindible en los templos. Por su envergadura y labor era una pieza de alto precio.
Las que podemos ver en el Museo están elaboradas en plata en su color o sobredorada, son de los siglos XVI y XVII y están realizadas con varias técnicas: cincelado, fundición para las figuras de bulto y repujado. Presentan a Cristo Crucificado en el anverso y a la Virgen por el reverso.
La Cruz Procesional de Puy de Cinca, de plata en su color, fue realizada en el siglo XVII en un taller de Barbastro y es diferente a todas las demás expuestas, pues reproduce modelos de cruces realizadas con cristal de roca. Sus brazos se articulan en una sucesión de piezas prismáticas, tronco piramidales y cúbicas, enlazadas mediante elementos de exquisita factura.
Se trata de una joya que reproduce el mismo esquema que la de Montesa, aunque ésta última es más sencilla.
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