EL CRISMÓN DEL MUSEO DIOCESANO. PROCESO DE RESTAURACIÓN.

El Crismón, que desde ayer forma parte de la colección permanente del Museo Diocesano, es un fantástico altorrelieve en piedra policromada y dorada. Aunque la policromía actual obedece en gran parte de la superficie a repintes posteriores a la fecha de creación, es un fiel reflejo del aspecto original de este tipo de piezas. La obra se fecha a finales del siglo XIII y se desconoce su origen.

Presentaba antes de su intervención pocas alteraciones: puntuales pérdidas volumétricas, perdidas de capa pictórica, adhesión de morteros ajenos y abundante suciedad superficial y de depósito. Además  presentaba huellas de anteriores intervenciones, concretamente repintes parciales que se decidieron mantener por varios motivos:
 Es una adición histórica; su eliminación injustificada sería una pérdida irreversible.
 No es un repinte completo: hay algunas zonas de color originales y otras repintadas.
 El porcentaje de policromía original conservado es sumamente bajo.
El tratamiento aplicado a la pieza ha consistido en la retirada mecánica de los elementos ajenos a la misma: polvo, suciedad de depósito, adhesión de morteros ajenos… Son materiales que no pertenecen a la obra, están allí sin intención artística y nos sentimos éticamente licitados a eliminarlos. Es más, deben ser eliminados porque suponen un caldo de cultivo para un futuro deterioro de la obra.
A continuación se procedió a la limpieza química de la pieza, con una sustancia acuosa, a la que se añadió un quelante débil, citrato de triamonio, para mejorar su acción. Éste es capaz de captar los iones metálicos de depósito de la suciedad (iones Ca y Mg fundamentalmente) favoreciendo la eficacia y rapidez del proceso.
Concluyó la fase de limpieza con la utilización de agua gelificada, concretamente con un éter de celulosa: el Klucel g. Se trata de un producto natural, homogéneo y que no altera la superficie; incluso ayuda a la fijación de partículas que en riesgo de desprenderse. Tiene buenas características de envejecimiento; permanece elástico y, aunque oxida,  no lo hace de modo grave.
Se ha realizado una limpieza homogénea, ya que no se admiten limpiezas caprichosas que conduzcan a acabados engañosos o a la creación de falsos históricos. La limpieza no está apurada, respetando siempre la pátina de la obra de arte, impresa gracias al paso del tiempo y a las vicisitudes históricas de la propia obra.
Se rechaza reintegrar; no es una intervención necesaria para la estabilidad de la obra o de alguno de sus materiales constitutivos. Las lagunas no afectan al efecto estético del conjunto.
También se rechaza barnizar. Es una capa que se aplica con finalidad estética y en este caso no se requiere.
La conservación de la obra no termina con la intervención. Se han programado rutinas de control y seguimiento de la obra restaurada además de un plan de mantenimiento que asegurará su óptima conservación.

El crismón antes y después de la restauración.

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