110 años del reloj de la Catedral

Mañana, 1 de mayo, se celebran 110 años de la inauguración de la Exposición Hispano-Francesa de Zaragoza, donde se pudo contemplar por primera vez el reloj de la torre de la Catedral de Barbastro.

En los albores del siglo XX, algunos de los personajes más influyentes de Zaragoza empezaron a plantearse la posibilidad de conmemorar el Centenario de los Sitios de la ciudad, que tuvieron lugar entre mayo de 1808 y febrero de 1809.

Desde 1901, se fueron aportando ideas muy diversas que se irían desarrollando durante los años siguientes, por fin, en marzo de 1907, se tomó la decisión de celebrar una exposición que englobara aspectos tan diferentes como lo artístico, lo industrial, lo histórico, lo comercial o lo pedagógico.

Para llevar a cabo tal conmemoración de los Sitios, se nombró responsable de la organización a uno de los empresarios más prestigiosos de la ciudad, Basilio Paraíso Lasús, quien hizo una propuesta de exposición muy ambiciosa, siguiendo el modelo de las grandes exposiciones internacionales que venían celebrándose desde 1851. La estructuró en diez secciones que englobaban todos los aspectos de la economía y de la cultura y, sobre todo, le concedió un carácter internacional, al invitar a participar en ella al Gobierno Francés, introduciendo de este modo, un sentimiento de reconciliación con Francia; B. Paraíso consideró que la mejor manera de modernizar y hacer avanzar a Aragón era la relación económica con Europa a través de Francia.

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Ubicación de la Exposición en la Plaza de los Sitios

En sus pabellones, construidos en su totalidad expresamente para la muestra, se daban cita casi 5.000 expositores agrupados en diez secciones: Agricultura, Alimentación, Mecánica, Industrias químicas, Arte Retrospectivo, Bellas Artes, Pedagogía, Economía Social, Higiene, e Industrias diversas.

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Postales con vistas de diversos pabellones

La firma de Relojes Coll, procedente de Lascellas, participó en esta gran exposición, presentando su reloj más complejo, ganando con él una Medalla de Oro y el Diploma de honor a su constructor.

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Anverso y reverso de la Medalla de Oro

Esta empresa alcanzó los 106 años de actividad (hasta 1976) a lo largo de tres generaciones de relojeros, hijos y nietos de Francisco Coll Marqués, establecido en Lascellas desde 1870, contribuyendo a la incorporación de la relojería española a los avances técnicos del siglo XIX, diseñando además de otros mecanismos y herramientas, un eficaz dispositivo de cuerda por remontaje eléctrico de pesas.

El reloj ganador de la Medalla de Oro, una vez terminada la Exposición, fue adquirido por el Cabildo de la Catedral de Barbastro por 2.000 pesetas, siendo colocado en ese momento en la torre de la Catedral donde prestó servicio hasta 1994.

Reloj catedral museo
Reloj con estructura inferior para su exposición en el Museo

Se trata de un reloj tipo Morez (ciudad francesa del Jura donde la industria relojera pública, alcanzó un destacado nivel de desarrollo entre mediados del siglo XVIII y principios del XX), consta de sonería de horas, cuartos y repetición. Alberga tres trenes de movimiento, los dos laterales son los dedicados a mover la sonería de las horas y de los cuartos, mientras que el central controla el movimiento del reloj. La bancada es de hierro laminado en ambos frontales y fundido en los laterales. En la esfera de control  de la parte delantera puede leerse “F. COLL MARQUES HIJOS Lascellas» mientras que trás la primera rueda y grabado en bronce aparece «FRANCISCO COLL MARQUES E HIJOS 1905 LASCELLAS».

En el péndulo del reloj es una obra de gran perfección técnica y estética. Se trata de un péndulo de lira, construido con varillas de desigual factor de dilatación (latón y acero) que minimizan los movimientos longitudinales del péndulo con el fin de conseguir una mayor precisión en la medida del tiempo y un dispositivo en flecha capaz de equilibrar la oscilación.

Una vez inaugurado el Museo Diocesano Barbastro-Monzón, en el año 2010, el reloj fue restaurado y colocado, para su exposición permanente, en la planta baja del museo donde hoy podemos contemplarlo.

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Vista delantera del reloj

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