La Mitra procedente del Monasterio de San Victorián es una pieza excepcional por su antigüedad (s. XII), y por reflejar fielmente la diversidad que ofrece entonces el Alto Aragón.
En el territorio conviven no sin dificultades, conquistadores recién llegados y antiguos cristianos que habían permanecido en territorio musulmán, llamados mozárabes; mudéjares o lo que es lo mismo, musulmanes que siguen practicando su religión y otros, los moriscos, convertidos al cristianismo.
El trasvase de elementos culturales entre unos y otros fue habitual, y queda bien patente en los elementos que conforman esta mitra. Está hecha de tela de lino y decorada con una finísima cinta tejida con hilos de seda rojo y oro, con motivos de tradición persa a base de estrellas de seis puntas y aves afrontadas.
Tosco lino y fina seda árabe conforman este hermoso objeto que nos permite mirar a través de los ojos de los conquistadores cristianos que buscan en la sofisticación de ese mundo musulmán que tratan de dominar, la belleza que requieren su liturgia y los ornamentos de sus iglesias.